lunes, 2 de noviembre de 2009

Preguntas sobre Nacocultura, Emos y Darketos

¿Existe una cultura del Narco, es decir, una narcocultura?
Es común escuchar en estos días los sucesos que tienen que ver con los narcotraficantes, con los productores así como también con los distribuidores de la droga en nuestro país y de la relación tan tirante que existe entre México y los Estados Unidos a partir de 1985, con el caso Camarena y con la certificación de la que somos objeto año con año en el mes de marzo.

De igual forma, es interesante para mí, el saber qué es lo que está pasando alrededor de todo este ir y venir entre las dos naciones implicadas. Uno de estos factores es la cultura que se ha ido formando alrededor de todos esos poderosos seres que ahora tienen acceso a la riqueza a través de la producción, distribución y venta de las drogas ilegales, tanto en México como en los Estados Unidos.

Podría decir en este momento que “la narcocultura” es una forma de identidad de estos sujetos que tienen una manera muy especial de vestirse, de llevar alhajas, de hablar e incluso en sus pueblos de origen son muy populares y aceptados por los mismos habitantes de estos lugares de provincia porque hacen mucho por el bien de estos lugares, es decir, cubren la cuota que el mismo gobierno no hace: obras públicas, empleos, viviendas, etc. que favorecen a las personas de estos lugares.
Me parece muy interesante conocer si para ellos (los implicados en el narcotráfico) la manera de comportarse es una forma contestataria hacia la sociedad que los rechaza y los juzga sin conocer a fondo las razones que los llevaron a ganar el dinero de una manera ilícita y fácil.
Una definición más cercana a la Narcocultura es la de subcultura que es el subconjunto de elementos culturales tanto materiales como inmateriales (valores, conocimientos, lenguajes, normas de comportamiento, estilos de vida, instrumentos de trabajo) elaborado o utilizado típicamente por un sector, segmento o estrato de una sociedad: una clase, una comunidad regional, una minoría étnica, una asociación política, religiosa, deportiva, una categoría profesional, una organización como la burocracia, el ejército, una gran empresa o bien una comunidad desviada como el hampa de las metrópolis o de la mafia.
En tanto comparte algunos rasgos esenciales de ella, ese subconjunto de elementos culturales se caracteriza dentro del conjunto de la cultura dominante, en algunos casos por ser una variante diferenciada o especializada de ella como son en general los profesionales, o bien un elemento históricamente constitutivo de ella, como las regionales o étnicas; en otros casos, por el hecho de presentarse como una forma de desviación o de oposición real o aparente, respecto de ella.
En el caso de las sociedades criminales o de la sociedad juvenil. Sin embargo, cuando una sociedad incorpora en su casi totalidad elementos que se presentan o son percibidos como radicalmente opuestos a la cultura dominante se tiende a llamarla más bien contracultura. Sin embargo para que la narcocultura quepa en la definición de contracultura, para mí, sería una manera de rebeldía ante lo económico, político y social. Este es el caso de los hippies (que también consumían drogas) en la década de los 60 y 70. No es una actividad contestataria, sino que asume la situación social y como tal obtiene grandes ganancias, hablando en términos monetarios. Así también la narcocultura está explicada dentro de los marcos de la sociología criminal o del crimen. Es así como podríamos definir a la narcocultura como el producto de una sociedad en que se han perdido los valores, especialmente de quienes proporcionan (productores/distribuidores) de las diferentes drogas hacia los adictos. Los “narcos” pertenecen a la mafia, tal como sucedió en la primera década del siglo veinte con la prohibición.
Podemos concluir que:
1. La narcocultura no es una forma contestataria de reaccionar de una parte de la sociedad. Podríamos decir, que forma parte de la misma corrupción que existe en todos los ámbitos del país y del gobierno. Es decir, se sabe que está ahí, pero se permite que viva porque de qué otra forma puede generar empleos y salarios el gobierno si no es de esta manera.
2. La narcocultura es una subcultura, como vimos en la primera parte del trabajo. Es, también, una falsa cultura que se está difundiendo en mucha gente que ve de alguna manera el narco como algo normal o por lo menos provechoso. No podemos excluir que para muchos jóvenes en la actualidad sea un ideal no confesado, pero un ideal en ellos oculto de llegar a ser un día alguno de los capos y tener poder y dinero.
3. Como en toda cultura, la narcocultura involucra diferentes costumbres, hábitos, formas de identificación y de relacionarse entre ellos mismos. Los ejemplos más claros son la forma de vestir, la forma de hablar, los valores, e incluso de qué forma mueren y cómo son velados y enterrados sus cuerpos.
4. El capo es visto como un héroe para los jóvenes y los no tanto ya que, algunos de ellos, hacen obras para la mejora de sus pueblos, dan dinero a los orfanatos, a la iglesia, etc. Por eso cuando mueren son recordados como el benefactor del pueblo y de la gente de ese mismo lugar. Lo que no hace el gobierno, que es su obligación, lo hace el narco para legitimarse ante los demás.

Los Emos o los Dark ¿són una cultura o una cultura de los jóvenes?
A últimas fechas se hablado mucho de tribus urbanas, desgraciadamente por la violencia declarada hacia una de ellas: los emos. Aclarando de antemano que todas las formas de violencia que nacen a partir de la intolerancia y la discriminación no deben alentarse de ningún modo y que el derecho a manifestarse, expresarse y ser diferente es el primer mandamiento de toda sociedad moderna.
Para empezar, hay que decir que el fenómeno de las tribus urbanas se da principalmente entre los sectores jóvenes, que como parte del proceso de afirmar la personalidad y en la búsqueda de identidad y pertenencia al grupo, construyen mecanismos culturales de expresión. Como rasgo contracultural han existido en todas la épocas, pero quizás sea en el siglo XX que el ser joven de convirtió en un sinónimo de ser rebelde, revolucionario y contestatario. Todas las tribus parten fundamentalmente del principio básico de distinguirse del montón. Y como las juventudes en paí¬ses como lo nuestros tienen cada vez menos opciones de trabajo y estudio, la pertenencia al grupo se vuelve en algo básico para sobrevivir, para no ser un paria, y no ser absorbido por el sistema. Desde luego que hay acepciones y discusiones más amplias sobre el fenómeno, pero baste como introducción para establecer que estamos hablando de un fenómeno cultural que se presenta fundamentalmente entre la población joven.
En la búsqueda de identidad, los jóvenes se enfrentan a modas, ideologías y tendencias impuestas por la televisión e Internet. Los canales de videos musicales presentan un sinfin de bandas que proponen diferentes corrientes con sus letras, ritmos y vestuario. Los mas desorientados, los siguen sin siquiera conocer el trasfondo de esa ideología.
Pero hay otros chavos que se toman muy en serio el ser “punk”, “dark” o “emo”, que conocen la historia y toman esto no como una moda, sino como su estilo de vida.

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